Desde hace décadas les cuento a mis alumnos el chiste de Ortega sobre el caballero que anuncia a su mujer que se marcha a la Guerra de los Treinta Años. Hoy quiero recordar una viñeta que vi en el Wall Street Journal: un meteorito se acerca a la tierra, y un dinosaurio le comenta a otro: “igual no pasa nada”.
La lección es la misma en ambos casos: desconocemos el futuro. Y los meteoritos pueden ser inofensivos, o no, como se enteraron, precisamente, los dinosaurios, cuando hace 66 millones de años un asteroide acabó con ellos.
Pensé en todo esto al leer un excelente libro de Daniel Schönpflug, El mundo en vilo. La ilusión tras la Gran Guerra, que publica la Editorial Turner.