Los políticos echan las habas fiscales, es decir, hacen hechizos o sortilegios por medio de los impuestos; y, dado que las estratagemas de los poderosos en torno al fisco están muy extendidas, vale para los impuestos eso de que en todas partes cuecen habas. Concretamente, sin ir más lejos, en Estados Unidos.
Joe Biden y los demócratas, ante el cósmico alborozo antiliberal, han lanzado un plan de gasto público tan cargado de supersticiones como el que nos embelesa a este lado del océano.