Errejón contempla su iPhone

Hace poco, el diputado populista Íñigo Errejón contempló su iPhone en la tribuna del Congreso. ¿Y qué vio? No un ejemplo de éxito empresarial. Vio el Estado. Concretamente, un desarrollo industrial en el cual el Estado cumple un papel central “del que luego se aprovechan las empresas privadas”. Sus palabras fueron celebradas por los medios de izquierdas, como si hubieran descubierto por fin la deficiencia incuestionable del capitalismo.

La argumentación no es, desde luego, original, aunque en tiempos recientes ha adquirido renovados bríos gracias a la profesora Mariana Mazzucato, cuyos trabajos insisten en la aportación de las universidades públicas, la financiación pública, y la investigación pública a la hora de impulsar el progreso tecnológico de las empresas privadas, desde la internet hasta el GPS y muchas otras innovaciones. Desde hace al menos un lustro he procurado refutar sus ideas económicas (p. ej.: https://bit.ly/33uHjfQ), sobre las que no insistiré hoy. Como don Íñigo es doctor en Ciencias Políticas, voy a ceñirme a su especialidad.

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