Desde entonces, cuando conocí a buenos amigos que mantengo, como Paco Cabrillo, tuve el honor de seguir la brillante carrera de Chus, economista del Estado, catedrático, académico, secretario de Estado de Universidades y presidente de la Cámara de Cuentas de la Comunidad de Madrid. Tuve la suerte de compartir ámbitos de trabajo con él, como el Consejo Asesor de la revista Registradores, y publicamos un ensayo al alimón.
Traigo aquí a colación sólo dos libros suyos. Uno es La economía política del franquismo, un notable estudio que analiza con rigor y comprensión la labor de los economistas en ese momento de nuestra historia, cuando consiguieron cambiar la política de la dictadura franquista hacia líneas menos intervencionistas. Siempre lo recuerdo cuando oigo a tantos progresistas despotricar contra los “Chicago Boys” que hicieron lo mismo en el régimen de Pinochet y, al revés que en el caso español, son cordialmente detestados.
Muchos años después, González publicó la monografía El empresario y la economía de mercado, que denuncia y desmonta la retahíla de tópicos antiliberales que estudian nuestros hijos en el bachillerato en las asignaturas de Historia, Geografía y Economía. Esta monografía es indispensable para entender por qué siguen proliferando tantas gansadas intervencionistas.
Descanse en paz, Manuel Jesús González, y un cariñoso abrazo a Rosa, su mujer, y a Marta, su hija, que a finales de los setenta era un proyecto anhelado y hoy es una vigorosa realidad, en la concejalía de Infancia y Mujer del Ayuntamiento de Alcorcón, sin ir más lejos. De momento