Del explosivo cóctel chipriota se ocupa Daniel Fernández Méndez en la tesis doctoral que presentó con éxito este año en la Universidad Rey Juan Carlos, dirigida por Jesús Huerta de Soto: The Cyprus Collapse. The Island that Shook the Foundations of the Eurozone Economy.
En ese país, como en otros, se probó que la liberalización parcial es una estrategia peligrosa: se suprimieron allí los controles de capital, pero se fijó el tipo de cambio, y también el de interés a un nivel distinto del establecido por el BCE. Todo eso, más la acción del Banco Central de Chipre, dio lugar al desastre.
El esquema fomentó el carry trade: tomar posiciones largas en un activo supuestamente subvalorado y cortas en activos sobrevaluados. ¿Quién asume el riesgo si el carry trade fracasa? Dice el doctor Fernández: “Si existe alguna forma en que el riesgo pueda ser externalizado hacia terceras partes, podemos suponer que el inversor original asumirá un riesgo mayor”.
El Estado puede estimular ese carry trade, por ejemplo, si un organismo público como el banco central absorbe el riesgo del fracaso, que entonces recae en última instancia sobre el contribuyente. Lo mismo sucede cuando hay un tipo de cambio fijo entre dos regiones económicas y una establece un tipo de interés más alto que la otra. Entonces los inversores tomarán posiciones cortas, es decir, se endeudarán, en la región con tipos bajos, y tomarán posiciones largas (invertirán) en la de tipos altos. Recordemos que no hay riesgo cambiario porque los tipos de cambio son fijos. A esto se suma el incentivo de los bancos a meterse en estas operaciones porque hay seguro de depósitos y de algún tipo de “rescate”.
Esto fue lo que sucedió tras la seudo-liberalización. Se incentivaba a los chipriotas a endeudarse fuera e invertir dentro, y a los extranjeros a endeudarse en sus países e invertir en Chipre. En condiciones normales el mayor flujo de divisas que entra en el país aprecia el tipo de cambio y baja el de interés, si el dinero se dirige a inversiones reales. “Pero si el tipo de cambio y el de interés están fijos, entonces la presión económica se redirige hacia el banco central”. Este no tiene más alternativa, si desea evitar la revaluación de la moneda nacional, que expandir su balance comprando divisas, es decir, las esterilizaba. En esos años la mayor parte de los activos del banco central eran divisas. Eso amplía su activo, lo que impulsa a ampliar el pasivo. En esos años el incremento de los pasivos monetarios fue mucho mayor que el de sus otros pasivos. Si el carry trade pudo continuar “fue porque su impacto fue absorbido por el balance del Banco Central de Chipre”. El cóctel está listo: agítese, solo un poquito, porque ya viene suficientemente agitado, y sírvase.