En otro lugar he escrito que Charles Dickens “hizo mucho por petrificar la imagen del siglo XIX como un siglo económica y socialmente desolador” (cf. “La economía como ciencia lúgubre. Un mito perdurable”, en Economía de los no economistas, LID Editorial, 2011). Un siglo, por cierto, que en términos relativos fue más próspero que ninguno anterior, y más pacífico que ninguno anterior y posterior.
Celebraciones antiliberales
Pero en una de sus novelas más justamente célebres, Historia de dos ciudades, el propio Dickens, como muchos otros en su tiempo (y no tanto después), señaló el lado criminal del antiliberalismo en uno de sus acontecimientos más celebrados: la Revolución Francesa.