Aunque es un antiguo cliché, ha ganado fuerza con la crisis: es la “democracia impotente” frente a la economía, a los mercados, que son los que realmente mandan. No se trata sólo del poder de las empresas sobre los individuos, un poder que va de la explotación hasta toda suerte de daños y engaños. Se trata de la vieja idea de Marx de que el Estado es apenas un títere en manos de la burguesía, o del mucho más viejo verso de Quevedo: poderoso caballero es don dinero.
El «poderoso» Amancio Ortega no puede obligarnos a comprar en Zara
Según esa visión convencional, Amancio Ortega, el hombre más rico de España y uno de los más ricos del mundo, debería ser también el más poderoso. Sin embargo, como vimos en el artículo anterior, no puede obligar ni al más pobre de los españoles a comprar la más barata de sus camisas. Tampoco puede hacerlo Isidoro Álvarez, el dueño de El Corte Inglés: tiene tiendas por todas partes, miles de empleados, y una copiosa fortuna, pero no puede forzar a nadie a que le entregue su dinero si no quiere. Si encima a estos dos caballeros se les ocurre hacer trampas y abusar de sus clientes, los perderán a gran velocidad, porque, otra vez, nadie nos obliga a comprarles nada.
Yo jamàs he comprado en Zara,he visto camisetas compradas en ese sitio y a los dos lavados estan desteñidas. Y El Corte Ingles en Almeria lo ha puesto en un pueblo, pero yo que soy dueña del dinero que tengo, voy al lado de mi casa a» DIA» y compro marca blanca que mi pension no da para muchos gastos,Pero si no pago al Ayntamiento los gastos que ocasiono me embargan,Es que los grandes empresarios se creen Dioses.
Alguno habrá que se crea Dios. Y alguno habrá que no sea empresario y también se crea Dios. Pero si el empresario actúa con prepotencia y abuso hacia sus clientes en un mercado…no sobrevivirá.