Que la humanidad progresa es a la vez obvio y cuestionable. Nadie discutirá que la tecnología ha propiciado una enriquecedora combinación de más productividad con menos esfuerzo físico. Pero tampoco nadie negará que en el último siglo las naciones más adelantadas del planeta se enfrentaron en las guerras más crueles, y enviaron a la muerte a más gente que nunca antes en la historia.
Mercados y Estados
Lo que rara vez se subraya es que la primera forma parte de y es propiciada por la sociedad libre, la economía de mercado y el capitalismo, mientras que las segundas fueron organizadas por los Estados. Al contrario, precisamente como la tecnología está asociada a la libertad, es objeto de recelo. Los Estados, en cambio, son saludados como encarnación del progreso. Una variante de ese desconcierto es la asimetría con la que se juzga la evolución del capitalismo y el socialismo.