Roald Dahl, el célebre autor de Charlie y la fábrica de chocolate, fue un espía británico en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial. Entre sus compañeros, agentes aficionados como él, había escritores como Noël Coward o Ian Fleming. El creador de James Bond dijo que el agente 007 era una mera creación literaria: la realidad estaba encarnada en el jefe de todos ellos, el canadiense William Samuel Stephenson.