Los crímenes perpetrados por los comunistas en todo el mundo no han sido investigados, y mucho menos juzgados. Esto constituye, a 25 años de la caída del Muro de Berlín, el mayor de sus éxitos propagandísticos: el objetivo de la llamada lucha por los derechos humanos jamás fue defender los derechos humanos sino subrayar especial y sistemáticamente sus violaciones fuera del mundo socialista.