Aunque usted y yo hayamos mejorado en estos años o décadas, ahora nos aseguran que, como Amancio Ortega ha mejorado muchísimo más, la situación es dramática y el Estado tiene que intervenir para impedir que esa desigualdad aumente.
Estadísticas deficientes
Las estadísticas que nos presentan como pruebas son a menudo bastante deficientes. Por ejemplo, típicamente confunden patrimonio con renta, o eluden la consideración de los efectos del gasto público redistributivo. Pero no abordaré ahora estas debilidades de las cifras, y daré por sentado que la desigualdad es mayor dentro de los países, porque me interesa sobre todo ponderar el mensaje fundamental: la desigualdad es un mal que debe ser reparado mediante la acción política y legislativa.