Nueva edición de «Libertad de Elegir»

            Milton Friedman ha sido ampliamente traducido a nuestra lengua, y no es por tanto extraño que Free to Choose, escrito con su esposa, la también economista Rose Director,haya sido presentado a los lectores hispanohablantes ya en 1980. Quizá lo más sorprendente es que la serie de televisión sobre la cual se basa fuese emitida por TVE en 1981. Así relató en Actualidad Económica los hechos Pedro Schwartz: “Sin el apoyo de Joaquín Garrigues, entonces ministro del Gobierno de Suárez, habría sido imposible que el Instituto de Economía de Mercado que él fundó consiguiera que la cadena nacional pública emitiera la versión española de esas películas tan subversivas. Aún así, hubo que acompañar la emisión de cada episodio con una mesa redonda en la que los representantes del pensamiento tradicional de la izquierda y la derecha servían de antídoto de las venenosas opiniones de Friedman y sus amigos españoles”.

No serían, por cierto, las últimas voces liberales en TVE. En 1997, y gracias a Mónica Ridruejo, pudo salir al aire el programa “El valor del dinero”, cuyo director era, precisamente, Pedro Schwartz, y cuyo subdirector fue quien esto escribe. Duramos unos meses; pronto se restableció el orden y nadie ha vuelto a defender sistemáticamente la economía de mercado en TVE. Queden para el recuerdo las protestas de los empresarios anticompetitivos, mucho más intensas que las de los sindicalistas. Las dificultades que prejuicios e intereses creados erigen frente a la libertad son objeto de la atención del matrimonio Friedman en este libro Libertad de Elegir, Madrid, FAES/Gota a Gota, 2008).

            El volumen se abre con dos capítulos que explican el funcionamiento de los mercados, y las razones económicas y políticas que avalan el libre comercio. El capítulo 3 aborda el acontecimiento antiliberal más importante del último siglo: la crisis de 1929. Los Friedman demuestran que la crisis se debió a las políticas equivocadas de las autoridades.

            El notable crecimiento ulterior del Estado es analizado en los capítulos siguientes. El 4, “De la cuna a la tumba”, se ocupa del Estado del Bienestar. El 5, “Creados iguales”, denuncia al recorte de la libertad tras el señuelo de la igualdad de oportunidades, que se traduce en la antiliberal igualdad de resultados. Los otros capítulos analizan los fallos del intervencionismo en la educación y la propuesta del bono escolar (6), la protección del consumidor (7) y la del trabajador (8), dañados por las regulaciones y los grupos de presión empresariales y sindicales. El capítulo 9 toca un tema caro a Milton Friedman: la inflación como fenómeno monetario y la crítica a la opción entre inflación y paro.

            El capítulo décimo agrupa unas conclusiones llamativamente optimistas. Los tiempos están cambiando, aseguran los esposos Friedman, y la gente empieza a estar harta del socialismo, de sus regulaciones intrusivas y sus impuestos opresivos. Hoy con la crisis confluyen los mensajes antiliberales. Los Friedman, en cambio, escribieron a finales de los años setenta, cuando efectivamente llegó una época de más respeto hacia la libertad y menos hacia la burocracia, una época en donde la izquierda padeció el disgusto de que la caída del Muro de Berlín desnudó incluso ante sus ojos el carácter criminal del comunismo. Uno comprende que ahora estén tan satisfechos echándole la culpa de la crisis al capitalismo –“salvaje”, por supuesto.

            Aún no está claro si el retroceso de las libertades será tan intenso como el que sobrevino tras los años de los nuevamente beatificados Roosevelt y Keynes. Pero quienes desde la incorrección política decidamos hacer frente al pensamiento único obtendremos argumentos en las páginas de Libertad de Elegir.

            Hay pocos errores en la traducción, pero hiere la “ley del director” sobre las perversiones redistributivas, que se refiere a Aaron Director, destacado economista y cuñado de Milton Friedman. Contra este disparate ya protestó Alfonso Carbajo cuando apareció la primera edición española de este libro, hace casi treinta años.