En la selva de las finanzas, Tarzón de las pensiones bajó de una liana y le anunció a Pauper Oikos:
—Tengo la solución para las pensiones: los bonos SeLFIES (acrónimo libre de “Standard-of-Living-Indexed, Forward-starting, Income-only Securities”). Una innovación que el Tesoro español podría introducir en los bonos a largo que emite regularmente. Cumple los tres principios básicos de un Comprehensive Income Product for Retirement (CIPR), es decir: (1) una renta esperada real constante y a coste moderado, (2) con acceso al capital y (3) con una gestión avanzada del riesgo de longevidad.
Desde que había perdido su inversión en Long Term Capital Management, la suspicacia de Pauper Oikos hacia los economistas en general y hacia Tarzón en particular no había hecho más que aumentar.
—Mangani desconfía —dijo, porque conocía el lenguaje de los monos—. ¿Por qué no dejar que la gente ahorre como quiera?
—Para cualquier ciudadano es difícil decidir cuánto ahorrar, en qué activos, o cómo convertir los ahorros en rentas complementarias de jubilación seguras y suficientes —explicó el líder de la selva financiera, también conocido como el Hombre Bono.
—Claro, y por eso los listos queréis obligarle a ahorrar como a vosotros os parece.
Esto irritó a Tarzón:
—Yo no quiero obligar a nadie a nada. Los bonos selfies serían una opción de rentas para la jubilación, una opción líquida por definición y que permitiría allegar recursos para financiar proyectos de infraestructuras u otras inversiones productivas a largo plazo.
—Vamos, la deuda pública de toda la vida —apuntó, sarcástico, el reportero de Actualidad Económica.
—No hacemos carrera con los liberales —se quejó Tarzón de los Bonos—. Tú no puedes ignorar que activos como la vivienda son arriesgados en relación con los objetivos de jubilación porque no proporcionan una cobertura de rentas eficaz ni de bajo coste a la altura de las aspiraciones de renta de los individuos para esta fase del ciclo vital.
—¿Y cómo funcionarían los bonos selfies? —preguntó Pauper Oikos.
—Inician el pago de cupones reales a los inversores en el momento en que estos se jubilan, están indexados con el consumo agregado por habitante durante un periodo igual a la esperanza de vida del adquirente en el momento de su jubilación y cumplen con los tres principios de un CIPR antes señalados.
—En un mundo repleto de deuda, con tipos reprimidos, tus selfies no son ninguna garantía. Hay que pasar a la capitalización privada, no pública.
—No fantasees. Mira, los selfies cubren la inflación, se pueden legar, garantizan una renta real constante, aseguran eficazmente la protección de los pobres, y son buenos también para los gobiernos. De hecho, los gobiernos son los principales ganadores con la introducción de este tipo de bonos. Es la vieja idea de la deuda autofinanciable.
—Kreegah bundolo —anunció Pauper Oikos, que en lenguaje de los monos significa cuidadooooo…