Las polvorientas calles de El Paso (Doble) estaban vacías. Era lógico. Los pobladores habían sido advertidos por los indios de que un nuevo peligro les amenazaba a todos: el regreso de Paulita Naródnika. Para colmo, los medios aseguraban que había vuelto a sus orígenes. “Este señorito de Galapagar nos cruje a impuestos a todas”, clamaron alarmadas las squaws en su último WhatsApp —las pobres fueron forzadas a abandonar la tradicional práctica de las señales de humo después de una campaña de los pesados de Greenpeace.
Se comprende, pues, que solo Pauper Oikos se atreviera a recibir a la vaquera populista rusa, cuando entró en el pueblo y desmontó frente al banco.
—Hemos decepcionado a mucha gente con nuestras luchas internas. Hemos dado vergüenza ajena.
—No disteis vergüenza —replicó el reportero de Actualidad Económica—. El pueblo, sencillamente, se cachondeó de vosotros, de tu lujoso chalé y vuestras rencillas, típicas de la izquierda.
—¡Nunca nos equivocamos de lado! —protestó Paulita Naródnika.
—Eso es cierto, siempre estuvisteis por el poder y en contra del pueblo.
—La gente sabe que si hay ministros de Unidas Podemos algunas cosas van a cambiar. Y aumentaremos el gasto y los impuestos respetando la Constitución de 1978.
—Claro, las cosas van a cambiar sobre todo para esos ministros —apuntó Pauper Oikos, sarcástico—. Y en cuanto a la Constitución, en efecto, no es garantía de la limitación del poder. Al contrario. Recordarás que, hace años, cuando Julio Anguita pedía en el Congreso que subieran los impuestos, no lo hacía recurriendo a El Capital, sino, precisamente, a la Constitución.
—Nosotros somos el pueblo, y vosotros, los liberales, estáis con la banca: déjame pasar que voy a nacionalizar este banco para convertirlo en ejemplo de banca pública.
—Como las cajas de ahorro ¿verdad? Ahí sí que los políticos expropiaron el dinero del pueblo.
La Naródnika lo ignoró totalmente, y procedió a ensayar su batería de consignas:
—¡Sí, se puede! Los protagonistas sois vosotros. Dadnos el poder suficiente para que puedan cambiar las cosas. Abajo el Trío de Colón. ¿A quién va a votar Carmena? Al PSOE le tiemblan las piernas. Hay 20 familias en este país que tienen más poder que cualquier diputado, y no me importa decir algunos de sus nombres: Ortega, Botín, Pérez o Fainé mandan más que cualquier diputado, y si eso es así algo está fallando en nuestra democracia. La historia la escribes tú.
—Es interesante que odiéis tanto a Amancio Ortega, que empezó a trabajar a los 14 años, y sigue trabajando, cuando tantos de vosotros no habéis dado un palo al agua en vuestra vida. O que creáis que la banca o la construcción no están controladas políticamente. Pero, en fin, si tú crees que los políticos no mandan, simplemente pregúntate: ¿quién les cobra impuestos a las trabajadoras, Fainé, que ya está retirado, o Hacienda?
Pero Paulita Naródnika no estaba para lógicas ni razonamientos. Despotricó contra Atresmedia, y salió corriendo porque llegaba tarde a la entrevista en La Sexta.