Pauper Oikos fue a visitar a Jasa Tanatol Recuo, la santa francesa, progre y europeísta, que le anunció:
—Los expertos piden un Fondo de Estabilidad Europeo que no sea ‘austeritario’. Es parecido al fondo que defiende la Comisión para cuando vuelvan las vacas flacas, pero en formato flexible: válido para los malos tiempos y para los buenos; con ayudas financieras que incluyan condiciones, pero no previas y leoninas, sino a posteriori, y sin austeridad excesiva. No se basa en contratos de rescate de duración limitada y por tanto asediante, de siete o diez años, como los que firma el FMI con los países necesitados de ayuda, sino de muy largo plazo, tras una auditoría sobre los riesgos que exhibe el país afectado. Su objetivo es construir confianza, en vez de desencadenar estigma y resentimiento.
—Vamos, que el FEE viene a ser como el FMI, o el MEDE, pero con cariño.
—Te equivocas —corrigió Jasa Tanatol Recuo—. Su piedra angular es una nueva condicionalidad, diferente de la que imponía el FMI a los países latinoamericanos o asiáticos, o la que aplicó el MEDE en Irlanda o Grecia. Ambas tendían a una gran dureza austeritaria, como una purga contra los presuntos pecados gastadores del deudor excesivo. Se implantaba ex-ante, de manera que la población beneficiada tendía a sentirse violentada por la imposición ajena de una receta muy concreta, que no había contribuido a fraguar. Los expertos propugnan, por el contrario, que las condiciones partan de las propuestas del afectado.
Pauper Oikos comprendió que los santos progres eran inmunes al sarcasmo, y procedió a argumentar así:
—Ese fondo, igual que el FMI o el MEDE, tendrá como objetivo ayudar a los Estados a seguir como siempre, es decir, a no bajar el gasto público ni los impuestos. Porque tú sabes que lo de “austeritario” es un camelo: nunca el FMI exigió realmente recortes apreciables en el gasto, sino solo cosméticos.
—La filosofía es incentivar y no castigar: más zanahoria y menos palo —resumió la francesa.
El reportero de Actualidad Económica se malició un gato encerrado. Lo había. La santa añadió:
—Lo de incentivar más que castigar vale para los países prósperos o superavitarios que tienen también dificultades, pero inversas a las de los vulnerables y deficitarios. El FEE debería en este ámbito vincularse al Procedimiento de Desequilibrios Macro que persigue teóricamente, pero prácticamente jamás sanciona, a quienes ostentan superávits excesivos: no por su éxito, sino por no aplicarlos a multiplicar el crecimiento económico doméstico y en consecuencia de la eurozona. Esos países podrían contribuir al fondo con parte de lo que les correspondería como multa teórica. Y en coyunturas débiles podrían aprovecharse ellos también de las reservas que acumularon como hormigas.
—Fantástico —dijo Pauper Oikos—. Seguimos con el keynesianismo cañí, y seguimos con el milagro progresista, a saber, inventarse un truco tras otro para que Alemania pague la cuenta.
Jasa Tanatol Recuo miró hacia el cielo, con abnegación progresista.