Pauper Oikos oyó una multitud que aullaba: “¡Super Mario, ínflanos a todos!”. El así jaleado era el Bardo Central Europeo (BCE), el paradigma indiscutido de la corrección económica. El reportero se lo reprochó así:
—¿Cómo puedes tener tan buena prensa? Hasta hace poco te aplaudían por haber anunciado la suspensión del programa de compra masiva de deuda. Todo eran plácemes entonces, y las gansadas convencionales eran particularmente melosas, del estilo de: “ha conjurado la amenaza de deflación y ha contribuido a recuperar el crecimiento en la eurozona”. De pronto, las perspectivas empeoran y…¡sigues recibiendo aplausos unánimes!
El banquero sonrió, ufano, y le enseñó estas portadas de periódicos:
—La Vanguardia: “El deterioro de la economía fuerza al BCE a olvidarse de subir tipos y a adoptar medidas”; El País: “El BCE intenta evitar otra crisis con un plan de choque”; El Economista: “Inyectará más liquidez tras recortar las estimación de PIB e IPC”; Cinco Días: “Draghi reactiva las medidas expansivas ante el parón de la economía europea”. El mejor fue ABC, con honores de portada: “El BCE acude al rescate”.
Visiblemente molesto, el reportero de Actualidad Económica objetó:
—Es indignante. Nadie es capaz de reconocer que tú tienes alguna responsabilidad en mismo frenazo del crecimiento que se supone que vas a resolver.
—En efecto, eso es muy reconfortante —respondió el BCE, sonriendo—. Ya puedo preparar tranquilamente y en loor de santidad mi retiro el próximo octubre. Cuando vengan mal dadas, que vendrán, nadie me echará la culpa, porque yo he hecho todo lo posible. Naturalmente, como estamos en un mundo global, siempre podremos recurrir a la desaceleración en China o en la Cochinchina, al Brexit, a Trump, etc. De todas formas, el consenso se impondrá y la muchedumbre acudirá nuevamente en procesión a Fráncfort del Meno a rogarle a mi sucesor, o sucesora, que por favor “haga algo”. Y volveremos a inflar y vuelta a empezar.
Pauper Oikos tuvo que reconocer que el Bardo Central Europeo llevaba razón, no por nada un clásico es un clásico. Pero intentó una última defensa:
—Me llama la atención que tantos caigan en la trampa de la última crisis, y repitan que vosotros podéis seguir inflando porque la inflación no repunta, y al mismo tiempo reconozcan que los valores de los activos financieros e inmobiliarios se están inflando. Como si no fueran precios, como si solo importara el IPC. Y lo más irritante es esto que leí en El País sobre vuestra supuestamente angelical represión de los tipos de interés: “Las políticas del BCE han beneficiado a familias, empresas y administraciones, que pese a seguir muy endeudados, al menos han visto caer el coste de los créditos”. ¡Pese a seguir muy endeudados! Como si no tuviera que ver el coste de la financiación con su volumen.
El Bardo Central Europeo se alejó musitando: full of sound and fury…