Si los dioses ciegan a quienes desean perder, hay que reconocer que la izquierda, generosa, ahorra trabajo a los inquilinos del Olimpo, porque ya viene cegada de casa. Su fatal arrogancia le impidió apreciar a Isabel Díaz Ayuso, y por eso cometió un doble error: despreció a sus votantes, y se burló de su consigna: la libertad.