A los socialistas les faltan muchas cosas, pero no osadía a la hora de fabular. Ximo Puig, presidente de la Generalitat Valenciana, aseguró ayer en Barcelona que España tiene dos problemas: el independentismo y la “desconexión” de Madrid, donde él detecta “un cierto movimiento independentista”, alimentado por “las pulsiones atávicas del nacionalismo español”.
Dirá usted: si uno es capaz de creer eso, entonces uno es capaz de creer cualquier cosa. Lo matizaría: si uno pretende hacer creer que el independentismo madrileño es un desafío a España análogo al de los separatistas, entonces uno tiene que ser capaz de hacer creer en otras fantasías.