El jurista e historiador escocés Henry Maine (1822–1888) planteó la evolución «del estatus al contrato» como paradigma de la nueva sociedad libre.
Sostuvo que en el mundo antiguo los individuos estaban atados por estatus a grupos tradicionales, mientras que en la modernidad las personas son autónomas, y libres para contratar voluntariamente con sus semejantes. Los derechos en la época moderna son de las personas, y el Estado solo los reconoce y protege.
En la antigua sociedad del status nadie tiene derechos, no se reconoce al individuo, y la persona se define por el grupo, cuya primacía es total sobre el individuo, que se dedica fundamentalmente a obedecer. No tiene propiedad y por tanto tampoco libertad. Pero en realidad, como recuerda Isabel Paterson, en nuestro tiempo el estatus no ha sido explícitamente repudiado limitando el papel del Estado y defendiendo la propiedad privada sino más bien al contrario.