Angelina y Sarah Grimké fueron dos hermanas estadounidenses, pioneras del feminismo y del rechazo a la esclavitud en el siglo XIX.
En ambas luchas, su argumentación fue profundamente liberal, porque no insistió en la discriminación sino en acabar con ella.
Tanto el feminismo como el abolicionismo fueron combates liberales, no socialistas. La izquierda, como vemos hoy tan a menudo, no apoya la igualdad ante la ley sino la libertad mediante la ley, es decir, impuesta forzadamente. De ahí que identifique el feminismo con el intervencionismo y la «discriminación positiva», muy en contra de los principios de estas primeras feministas liberales.