El malo es el paro. El feo es el aumento de los impuestos. Y la buena es la vacuna.
Los datos de la EPA del segundo trimestre, que conocimos ayer, fueron catastróficos, como se esperaba: más de un millón de puestos de trabajo destruidos. Con ser terrible, el dato augura un futuro inmediato aún más lúgubre. En efecto, la tasa de paro del 15,3 por ciento es ficticia, porque hay muchas personas que están realmente paradas, pero no aparecen en los registros, dado que, al haber estado confinadas, han quedado excluidas de la población activa. Tampoco están incluidos muchos trabajadores afectados por ERTE, cuya situación puede cambiar a peor en la segunda mitad del año.
Todo indica, por lo tanto, que 2020 va a ser un año para olvidar, tanto sanitaria como económicamente: en este último caso el impacto del desempleo, también esperable, se cebó en los trabajadores asalariados del sector privado.
A esto se suma la política económica del Gobierno, que ha expandido de tal forma el gasto público, que, junto con el derrumbe en la recaudación, llevará a un notable desequilibrio de las cuentas públicas. Desde Warren Sánchez y Paulita Naródnika hasta el último de los voceros de los grupos de presión y de la prensa gubernamental, el poder ha insistido en que lo que hizo era lo mejor que se podía hacer, y ha prometido que nunca hará recortes, porque la austeridad es cosa de la malvada derecha; si hay más déficit y más deuda, iremos tirando, aseguran en Moncloa, con subidas de impuestos a los asquerosos ricos, y con el estupendo acuerdo europeo que, ya se sabe, pagan otros.
Todo es mentira. Por supuesto que habrá recortes y austeridad, y por supuesto que la izquierda subirá los impuestos al pueblo llano. No hay manera de que le cuadren las cuentas, y el dinero europeo nunca alcanzará. Por cierto, es un dinero europeo que financiarán con más impuestos las trabajadoras europeas, incluyendo las españolas, que este Gobierno tan feminista asegura proteger. Tendremos, por tanto, entre nosotros al feo: los impuestos más altos.
Un consuelo importante es que también tendremos a la buena: la vacuna. Informó LA RAZÓN de que la empresa estadounidense Moderna ha avanzado a una nueva fase en el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 que podría brindar resultados definitivos el próximo mes de noviembre. Todas las cautelas y precauciones son, por supuesto, de rigor, pero el progreso es indudable, y abre la puerta a que el acceso general a la vacuna sea una posibilidad en el año 2021.
El impacto positivo de la vacuna en la economía será incuestionable, aunque tendrá que compensar a los otros dos: el notable incremento del paro, y el golpe recesivo que probablemente tendrá el progresista sablazo fiscal.
Nadie ha comprendido nada…eso sí es preocupante… dan por supuesto que se actúa por miedo y ego.. porque no son capaces de ver la realidad, mucho más compleja… Dioses de soberbia y dinero jugando con marionetas… y nadie se levanta horrorizado, todo bien si viene del dinero, hasta la mayor aberración.. ahora a juzgar desde la limitación de la comodidad lo que no son capaces de atisbar, puesto que ni siquiera lo han vivido… a insultar y colocar carteles, nada distinto a lo de los necios de siempre.. nadie comprende el instinto de protección hacia los hijos, la carencia de ego y miedo, puesto que es esencia del rebaño, una obeja no tiene capacidad de comprender a un águila.. lo peor es que el rebaño cree poseerla.. lanzamiento al deshuello de quien no comprendemos, eso sí, todo por el bien del planeta… en picado