Además de la primera letra y la última de sus nombres de pila, nada sugiere que Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, y Winston Churchill, el admirado político inglés, guardan semejanza alguna.
Churchill está lejos de ser una personalidad intachable, y se plantearon razonables objeciones cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en 1953. Pero era indudablemente un buen escritor, y nadie puso jamás en duda que sus libros fueran suyos.