Ante una situación tan dramática como una pandemia, mantener la serenidad resulta difícil, aunque necesario, y esto vale también para la economía. Es notable cómo la cuestión de las cuentas ha quedado entre olvidada y distorsionada. Hay cuentas que deberían contar y no cuentan.
Empecemos por el pensamiento mágico, que siempre arrecia en las crisis, según el cual la solución ante cualquier problema es aumentar el gasto público. La Razón informó de planes para rentas mínimas, ayudas al alquiler, etc. Y ya se vuelve a hablar de un Plan Marshall europeo, fantasía que reaparece cada vez que los gobernantes quieren eludir su responsabilidad y diluir el coste político de ajustar las cuentas públicas. Mariano Rajoy esgrimió esa receta mágica, mientras crujía a los españoles con más impuestos, y ahora lo hace la OCDE, otro oropel burocrático supuestamente “no sospechoso de ser socialdemócrata” —prácticamente todos los políticos y todas las instituciones gobernadas por políticos en el mundo lo son.