Leí hace tiempo al entonces corresponsal de El País en Buenos Aires, Carlos E. Cué, referirse al régimen militar de 1976 como “una de las dictaduras más crueles del planeta”.
Ni la más mínima simpatía me une al gobierno del general Videla. Pero la definición del periodista de El País no parece ajustarse a los hechos. Además del nacional-socialismo, el planeta ha padecido en muchos países un sistema tiránico cuya crueldad resultó incomparablemente superior a la de los “milicos” argentinos: el comunismo. El número de muertos lo sitúa en una escala diferente.