Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, deberá esforzarse para encontrar la combinación de gastos e impuestos que maximice la rentabilidad política y minimice el coste político de su ejercicio del poder.
Llegó a la Moncloa prometiendo subir el gasto y que solo lo pagarían los ricos. Como es mentira, urge ocultarla.