Según algunos analistas, la actualización de los datos y las estimaciones del Banco de España suponen una noticia relevante para el Gobierno, porque prevén un mayor déficit público y una menor creación de empleo. Pero no hay tal noticia, porque ese empeoramiento es producto de la política económica diseñada por los socialistas hasta hoy, y de lo que puede ser su política si dejan de estar en funciones y pueden aplicar sin cortapisas el plan que acuerde el PSOE con la ultraizquierda y los independentistas.
Según el Banco de España, el déficit público en 2019 será del 2,5 % del PIB, igual que el año pasado. La economía sigue creciendo, pero las cuentas públicas no mejoran. Nada de esto debería llamar la atención de las autoridades, porque el objetivo de Warren Sánchez de reducir el déficit hasta el 2 % del PIB no goza de mucha credibilidad, por decirlo suavemente.
Tampoco es sorprendente el motivo que lleva al Banco de España a aumentar su previsión del déficit. No digo yo que sus economistas carezcan de defectos, pero el desconocimiento de la aritmética no figura entre ellos. Y el cálculo elemental sugiere que si se frenan los ingresos de la Hacienda, y se aumentan los gastos, no parece razonable esperar que se contenga el desajuste fiscal. Esto es algo que en el Palacio de la Moncloa están hartos de saber, puesto que la expansión del gasto fue decidida allí mismo, en particular la demagógica y electoralista subida de las pensiones conforme al IPC.
El Gobierno sabe también perfectamente que se está frenando la economía, y la creación de empleo, y que pueden frenarse más, por las propias medidas que Warren y sus secuaces preparan por si permanecen la Moncloa. Esas medidas atacan a las trabajadoras en dos ámbitos: la subida de impuestos y la del salario mínimo. En el primer caso habrá un impacto negativo sobre el crecimiento, el empleo, y los salarios. En cuanto al salario mínimo, recordemos la bronca que se montó a principios de este año, cuando el Banco de España sostuvo la obviedad de que una subida del SMI por encima de la productividad aumenta el paro de las trabajadoras más jóvenes, más mayores y con menos preparación, en un típico castigo del débil, habitual vocación progresista. Ahora desde Alcalá, 48, pretenden templar gaitas, alegan respaldar el SMI, pero dejan caer que el empleo ha ido relativamente mal en las regiones y ámbitos más afectados por el salario mínimo.
En suma, lo que vienen a sugerir los mensajes del Banco de España es que si los socialistas gobiernan con sus socios actuales, y aplican la política que han anunciado, o que cabe esperar, a usted, señora, le irá peor. Y ahora es el momento en que usted exclama: ¡vaya novedad!