Warren Sánchez, el hombre que tiene todas las respuestas, pareció no tenerlas el lunes por la noche, cuando le entrevistó Vicente Vallés en Antena 3, y el presidente en defunciones anunció el “pensionazo”, como lo llamó La Razón. Warren no declaró abiertamente la verdad, que es: “todo esto lo pagará usted, señora”. Y, sin embargo, elípticamente, sí lo dijo.
No olvidemos que se encuentra en una coyuntura electoral crucial. Tiene que echar mano de un contradictorio abanico de mensajes para seducir a votantes diversos, y evitar que una mayoría peligrosa perciba el engaño y le dé la espalda.
Ya anticipamos en este rincón de LA RAZÓN que los socialistas, cuando no pudiesen alegar que todo va bien gracias a ellos, sostendrían que gracias a ellos la economía se recuperará con justicia social de unos males que en ningún caso son responsabilidad de la izquierda.
Warren desplegó su abanico en Antena 3: es más españolista que nadie, y es más serio que nadie, porque no iba a poder dormir dejando a los pensionistas en manos de Podemos. Pero también es más izquierdista que nadie, como se vio en las menciones divinizadoras del bando antifranquista en la guerra civil, en el autobombo con la exhumación del dictador, y en la crítica al PP y a Ciudadanos, utilizando como arma arrojadiza la temible “ultraderecha”.
En economía también jugó con destreza a varias cartas. Aseguró: “estamos reduciendo la deuda y el déficit público”, en serio. Dijo que la economía española va mejor que la europea, como si no hubiera sido así en 2007, y repitió ese exitoso camelo de que suprimirá lo “lesivo” de la reforma laboral, es decir, dañará la creación de empleo solo para incrementar el poder de los sindicatos, con el viejo truco de que la negociación colectiva es sinónimo de “paz social”.
Vamos al “pensionazo”. Lo que dijo Warren es que los socialistas subirán las pensiones con el IPC, y pondrán énfasis en las mínimas y las no contributivas —para “luchar contra la desigualdad”. No dijo que esta dinámica expropia a los cotizantes que han aportado más y empuja a la Seguridad Social hacia un sistema asistencial, dejando que millones de trabajadores se apañen (que es lo que harán, por supuesto, qué remedio).
¿Cómo se paga esta demagogia gastadora? Al revés de lo que muchos piensan, Warren Sánchez lo sugirió con más que suficiente claridad. Habló de “abrir el debate” sobre las fuentes de financiación “alternativas” y “complementarias” de la Seguridad Social. Esto sólo puede significar más impuestos para la mayoría del pueblo. Y añadió, esta vez explícitamente, que va a reducir a cero, a cero, oiga, el déficit de la Seguridad Social para “jubilados y jubiladas” en cinco años. Conclusión: van a por usted, señora. Y, además, no podrá usted protestar, porque le han avisado, y, encima, por la tele.