Una vez victorioso Warren Sánchez, ya sabemos lo que nos espera. Podemos evocar la proverbial analogía entre la certeza de los impuestos y la de la muerte, atribuida habitualmente a Benjamín Franklin y a Daniel Defoe, entre otros. Pero, ¿acaso existe una relación entre el momento del fallecimiento y los cambios en la presión fiscal? ¿Podría hablarse, así, de la “elasticidad de la muerte”? Pues, por asombroso que parezca, así es.
Woijciech Kopczuk y Joel Slemrod acuñaron la expresión en su artículo “Dying to Save Taxes: Evidence from Estate Tax Returns on the Death Elasticity”, Review of Economics and Statistics, 2003 (en documento de trabajo aquí: https://bit.ly/2QIg74D). Después ha habido otros estudios sobre el momento del fallecimiento en función de cambios, por ejemplo, en el impuesto de sucesiones en Suecia, aquí: https://bit.ly/2z7suQD.
Esto puede parecer estrafalario, pero no lo es, porque hay sólidas evidencias de que el momento de la muerte puede ser hasta cierto punto una decisión racional. Kopczuk y Slemrod recuerdan la famosa brecha de la mortalidad en Nueva York: en la primera semana de 2000 hubo un 50,8 % más de muertes en la ciudad que en la última de 1999. Parece que muchos neoyorquinos quisieron aguantar a ver qué pasaba en lo que creían (equivocadamente, por cierto) que era el comienzo de un nuevo siglo y milenio.
Se ha verificado estadísticamente que la conducta de las personas se ve afectada por los impuestos en varios ámbitos fuera de lo que tradicionalmente consideramos el mundo económico. Es el caso, por ejemplo, de los matrimonios o los nacimientos. Lo que pretenden Kopczuk y Slemrod es hacer eso mismo pero para las muertes.
Con ese objetivo, analizan trece cambios registrados en el Impuesto al Patrimonio (Estate Tax) en Estados Unidos entre 1917 y 1984, ocho de ellos fueron subidas y cinco bajadas, y contrastan los fallecimientos con dichos cambios para ver si “la probabilidad de morir en un régimen de impuestos más bajos es función del ahorro fiscal que ello comporta”. Y encontraron una apreciable “elasticidad de la muerte”, es decir, “existe una relación estadísticamente significativa entre la probabilidad de morir en un periodo de impuestos bajos y el ahorro fiscal logrado por ello. Un ahorro fiscal de 1.000 dólares aumenta en un 1 % la probabilidad de morir justo antes de un aumento de impuestos, mientras que el mismo monto de ahorro incrementa casi en un 2,5 % la probabilidad de morir justo después de una rebaja fiscal”.
Si la gente hace eso ante la inminencia de la muerte, no asombrará que haga mucho más, de hecho, que haga de todo, para eludir o reducir su factura fiscal y la de su familia cuando está vivita y coleando.