Una trampa económica amenaza a Warren Sánchez y a sus secuaces. Ellos han insistido en que España va bien porque ellos están al mando, y que los buenos datos económicos obedecen a su intervención. Pero si Warren es responsable de que España vaya mejor, también lo es de que vaya peor. De ahí la desesperación gubernamental en negar cualquier dato que pueda indicar a los votantes que no todo va mejor con Warren.
El problema, claro está, es que no va mejor. El dato del paro ayer reveló un freno en la caída en el número de desempleados —su menor descenso en marzo desde 2014. El Gobierno y la prensa adicta dijeron que el mercado laboral resiste la desaceleración, aunque no crezca como antes. Pero esto último es precisamente lo que está mal.
Aparte del desempleo, hay otros datos económicos que sugieren un empeoramiento de la actividad, desde la confianza del consumidor hasta la inversión extranjera, desde la demanda de energía hasta las ventas en las grandes superficies, desde la creación y destrucción de empresas hasta la producción industrial. Leí en LA RAZÓN que las malas expectativas sobre el sector automotriz se han cumplido: “marzo se ha cerrado con un descenso en el conjunto de las matriculaciones de un 4,3%, con lo que el sector encadena ya siete meses seguidos en negativo”. Se da ya por seguro que el mes que ahora empieza será, asimismo, negativo frente a abril del pasado año al contar con menos días comerciales por las vacaciones de Semana Santa. Hasta la prensa más adicta al Gobierno lamentó las regulaciones medioambientales y la torpeza de Warren y su banda a la hora de perseguir al diésel.
Todo esto, que es siempre malo para el Gobierno, puede ser letal cuando hay elecciones. De ahí la energía con la que se va a emplear la izquierda en la propaganda, desde la notable mentira perpetrada con unas supuestas declaraciones de Daniel Lacalle, hasta cualquier cosa que apunte a crear miedo al funesto escenario al que nos puede abocar el que Warren y compañía sean desalojados de la Moncloa.
Desde el punto de vista económico, la respuesta oficial es que el PIB se desaceleró antes de la moción de censura, lo que es cierto, pero no muy alegre, primero, porque la situación empeora más de lo previsto, y segundo, porque el argumento equivale a admitir que las autoridades del PSOE no frenaron el desastre, incluso aunque fuera originalmente responsabilidad de otros.
No está claro si los socialistas podrán mantener la eficacia de su engaño. Una curiosa forma de admitir que mienten fue el lema de la campaña, anunciado ayer: “Haz que pase”. Es decir, si les vota usted a los que dicen que están pasando cosas buenas ahora gracias a ellos, entonces no pasarán cosas malas en el futuro, gracias a ellos. Pero, de pronto, la responsable es usted, señora.