Mi último artículo en La Razón, con el título: El euro y la gente
Más allá de que sus venturas y desventuras influyan sobre la dinámica y los equilibrios políticos y macroeconómicos, ¿qué impacto tiene el euro sobre los ciudadanos corrientes?
Hasta la crisis actual, nuestros gobernantes juraban que el euro era un bien puro sin mezcla de mal alguno. Y en verdad lo parecía. Era una moneda estable en una zona de libre comercio: con ella el pequeño empresario, el agricultor y el autónomo gozaban de las ventajas de unos mercados más amplios, unos costes menores y unas contabilidades más sencillas y previsibles.