Dice: “los mercados están obligando a que los gobiernos se aten de manos”. ¿Cómo “los mercados”, señor? Si los Gobiernos gastan irresponsablemente ¿usted cree que los ciudadanos deberían seguir prestándoles su dinero en las mismas condiciones?
Debe creer cualquier cosa, a tenor de estas joyas: “el déficit no es algo esencialmente satánico, no. Depende de en qué se gaste”, y no está mal que haya déficit “si es para subvenir las necesidades auténticas de la gente”. Reveladoramente, no pierde ni un segundo en pensar que igual una necesidad auténtica de la gente es no pagar los tributos que les imponen unos señores que, como Guerra, afirman que “la política está en manos de los mercados…los Gobiernos han perdido una capacidad de maniobra grande”, y a continuación aplauden, propician o practican el acoso a los ciudadanos y sus bienes.
Tras proclamas insustanciales y demagógicas (“Llevo 20 años escribiendo que la razón moral y la razón política han sido sustituidas por la razón económica”), don Alfonso incurre en más tópicos del pensamiento único: “mientras no haya una unificación fiscal y unos bonos europeos que garanticen la deuda de los países europeos esto no va a levantar cabeza”, tienen que pagar más impuestos los ricos, pero en realidad todos, porque sin impuestos no habría nada bueno, no habría sanidad, ni alumbrado público, sería terrible, vamos, que hay que estar agradecidos a los socialistas cuando nos arrebatan el dinero.
Guerra quiere para nosotros la libertad como “no dominación”. Claro, eso de la “no dominación” se refiere a todo menos a la dominación del poder político, que cuando nos domina, en realidad, nos libera.