Alberto Garzón rebatió al ministro Montoro hace un tiempo en el Congreso de los Diputados con argumentos equivocados, como el siguiente: “Menos impuestos no significa más poder adquisitivo. Imaginemos que quitan TODOS los impuestos a las clases populares. Tendrían más dinero en el bolsillo, pero al no haber recaudación no habría servicios públicos: educación, sanidad, pensiones”. Está suponiendo que los pobres no pagan impuestos, lo que es falso: pagan muchos impuestos y, por tanto, si no los pagaran, claro que tendrían más poder adquisitivo.
Otros error es suponer que si el pueblo no contara con servicios públicos pero sí con el dinero que ahora el poder le arrebata mediante impuestos, entonces no gastaría ese dinero en educación, sanidad y pensiones. Es decir, supone que los trabajadores son bobos a los que hay que quitar su dinero porque no saben gastarlo bien. A esta falacia se sumó otra, clásica del estatismo de todos los partidos, según la cual lo que se brinda en competencia y privadamente es peor y más caro que lo que se brinda a la fuerza por el poder político.
Peor aún fue lo que le dijo Garzón a Montoro sobre los Presupuestos: “Reducen recursos para lo público y por tanto dificultan la vida a las clases populares. Es el modelo liberal del siglo XIX”. No lo hacen, y nada de lo que hacen se parece ni remotamente al liberalismo decimonónico. Y siguió: “La reforma es una inmensa mentira liberal contra las clases populares”. Claro que la derecha miente, como la izquierda, y claro que acosa al pueblo, recortando sus bienes, derechos y libertades. Pero acusar al PP de “liberal” es una broma, porque los primeros que han extinguido el escaso liberalismo que abrigaron en sus filas son precisamente los del PP.
Ante argumentos tan endebles, el ministro Montoro no tuvo que esforzarse para refutar la absurda acusación del señor Garzón sobre el “liberalismo” de la derecha. El PP, en efecto, no ha reducido el gasto público sino que lo ha aumentado, igual que los impuestos. Orgulloso, el ministro confirmó que el gasto aumentará hasta el 39,2 % del PIB, cuando bajo los socialistas era del 39 %. El gasto social, aseguró, será mayor que bajo los socialistas. Alberto Garzón le hizo pasar un buen rato.