Me llamó la atención este titular en la portada de El País a finales de abril: “Trump fracasa en su promesa de gran expansión económica”. La noticia se refería a los primeros 100 días del nuevo presidente. Esos son los días habitualmente concedidos como gracia. Pues bien, al corresponsal Sandro Pozzi le parecieron suficientes para asegurar que Trump ya ha fracasado.
En páginas interiores se hablaba de “un modesto 0,7 % en el primer trimestre”, “un 0,7 anualizado, muy lejos del 4 % prometido durante su campaña electoral”. Por cierto, la tasa definitiva fue del 1,2 % de crecimiento en el primer trimestre. No la vi subrayada en la portada de El País, como tampoco vi destacado allí, ni en ninguna otra parte, que, como la recuperación después de la crisis fue la más lenta desde la Segunda Guerra Mundial, entonces Obama había “fracasado”, y eso que pasó ocho años en la Casa Blanca.
Lo cierto es que nadie sabe si Trump ha fracasado o no, pero considerarlo el epítome de todos los males a los pocos meses de asumir el cargo es una patente exageración. El New York Times, que está muy lejos de ser partidario de Trump, destacó que la evolución de la economía no es particularmente peor que bajo Obama, y que “la mayoría de los economistas está anticipando un rebote a lo largo de 2017”.
El veterano periodista, economista y analista Anatole Kaletsky apunta que los medios están buscando afanosamente un Watergate ruso con Trump (Bob Woodward le dijo a Carlos Alsina en Onda Cero que no tienen nada que ver), pero que en realidad todo va a ser menos de lo esperado, para lo bueno y lo malo. No habrá el plan de estímulo en la dimensión prometida, ni las rebajas fiscales, ni recortes del gasto público tan abultados; en cambio, algo que anunció Trump se cumplirá: la desburocratización y desregulación en los campos de la energía, el medio ambiente y las finanzas. El proteccionismo será menor al esperado, y el “Obamacare” no será derogado por completo.
El margen de acción de Trump está limitado por la preocupación por el déficit entre los republicanos del Congreso. “Lo más probable es una rebaja fiscal temporal, que genere una reducida subida del déficit y un modesto plan de estímulo keynesiano”. Advirtió Martin Feldstein que si hay más deuda y déficit podremos tener una crisis pronto. El PER del S&P 500 es un 70 % superior a la media histórica, tras una década de política monetaria expansiva de la Reserva Federal.
Cuando venga la crisis, que vendrá, se volverá a hablar del “fracaso” de Trump, pero no de la Fed. Entre tanto, y por volver al origen de este artículo, la economía americana bien puede crecer al 3 % anual, con lo que Trump sería menos fracasado de Obama.