Dirá usted, no tienen nada que ver: Hemingway escribe mucho mejor.
En 1969, W.S. Salant publicó “Writing and Reading in Economics” en el Journal of Political Economy, señalando lo mal que escriben los economistas (julio/agosto, pp. 545-558). No está nada claro que hayamos mejorado en el medio siglo subsiguiente.
Salant aconsejó utilizar palabras cortas antes que largas, y familiares antes que no familiares, y mencionó concretamente a Hemingway como ejemplo de buena escritura: “Sus frases impactan como balas. Todas son tajantes y contundentes. Es notable cómo hay tantas construidas con palabras de una sola sílaba.” Y procedió a comparar cómo escribía el autor de Fiesta con el estilo de tres economistas destacados, verificando que, efectivamente, los economistas utilizaban más palabras con más sílabas que Hemingway.
La recomendación del uso de palabras cortas es conocida, pero ¿la cumplen realmente los mejores escritores? Esta es la pregunta que intentan responder Andrés Marroquín y Julio H. Cole, profesores de la Universidad Francisco Marroquín, de Guatemala, en su artículo “Economical Writing (or, ‘Think Hemingway’)”, Scientometrics, Vol. 103, Nº 1, abril 2015, pp. 251-259.
Utilizan el método siguiente: comparan los discursos de los Premios Nobel en los banquetes que se celebran en su honor. Y miden las sílabas por palabra y también los caracteres de cada palabra. Analizan todos los discursos pronunciados entre 1969 y 2013 –empiezan en 1969 porque fue cuando se concedió el primer Nobel de Economía. Y comparan a los Nobel de Literatura con los de Economía, Física, Química y Medicina.
Y resulta que, en efecto, los escritores son austeros. En términos de sílabas por palabra, los Nobel de Literatura emplearon palabras un 7,6 % más cortas que la media de los laureados no literatos, y un 6,6 % más cortas en términos de caracteres por palabra.
Tenía razón Salant: los mejores escritores realmente usan palabras más cortas que los demás. Nótese que no se trata de los discursos de recepción del premio, que suelen ser más técnicos y por eso pueden usar palabras más extensas; son en los banquetes, son discursos preparados para un público en general.
Y ahora dejemos a los escritores y veamos a los economistas junto a los demás Nobel. Los resultados son bastante parecidos, y en todos los casos con más sílabas que los literatos.
En promedio, y en cantidad de sílabas por palabra, de mayor a menor, la clasificación es: Química, Medicina, Economía y Física. Y en términos de caracteres por palabra, también la media de mayor número a menor es: Medicina, Química, Economía y Física.
En suma, como ya sospechábamos, a los economistas nos falta mucho, muchísimo, para escribir nada parecido a El viejo y el mar. Pero a los médicos, físicos y químicos también. Magro consuelo.