El economista catalán Xavier Sala-i-Martín desmonta el informe de Oxfam que sostiene que ocho multimillonarios tienen la misma riqueza que la mitad de la humanidad. Detecta tres errores. El primero es el uso de tipos de cambio nominales. Como los bienes y servicios son más baratos en los países subdesarrollados que en los desarrollados, el tipo de cambio nominal suele subestimar la riqueza de los países pobres. De ahí que los economistas empleen la paridad del poder de compra, que no recoge Oxfam. A Sala-i-Martín esto le parece un “error infantil” que lleva a “la conclusión de que la riqueza de un rico americano equivale a la de muchos más pobres extranjeros de lo que es en realidad”.
El segundo error es que “no tiene en cuenta la riqueza de muchos ciudadanos pobres de la mayor parte de los países”. Esto sucede porque la mayoría de la humanidad no tiene activos financieros sino bienes de consumo durables, lo que no es en modo alguno insignificante, aunque los señores de Oxfam lo pasan por alto. “Para nosotros, en Occidente, una bicicleta o una moto pueden no representar mucho, pero para muchas familias en el mundo emergente, esa bicicleta o esa moto es todo lo que tienen. Y, claro, si excluyes arbitrariamente la única riqueza que tiene una parte de la humanidad, pues llegas a la conclusión equivocada de que su riqueza es cero”.
Este error es parecido al que comete Piketty, que asegura que “el capital está en manos fundamentalmente de los ricos”, ignorando el capital más importante que poseen los pobres: su capital humano.
El tercer error que comete Oxfam, y el estudio de Credit Suisse en el que se basa, es que analiza la riqueza neta, es decir, resta las deudas del patrimonio de los ciudadanos. Como dice Felix Salmon aquí (todos los enlaces en el blog: www.carlosrodriguezbraun.com) esto se basa en la idea absurda de que la deuda siempre es mala, y opera como un patrimonio neto negativo independientemente de lo que se haga con ella. Juan Ramón Rallo ha criticado esta manipulación (ver aquí y aquí; puede verse también el vídeo de Domingo Soriano aquí).
Con los argumentos de Oxfam se llega a conclusiones absurdas: cualquier niño con un euro sin deudas es más rico que la tercera parte del mundo. Se ignora el dato crucial de los tramos de edad de la población: los más jóvenes no suelen tener patrimonio. Y se ignora el esfuerzo de ahorro de las clases medias en la educación de sus hijos.
Los datos, en suma, no avalan el alarmismo de Oxfam, y mucho menos si se analizan las desigualdades de rentas que, dice Xavier Sala-i-Martín, “se han reducido sustancialmente desde 1970”. Y, por no hablar de ingresos, “si miramos las desigualdades en la esperanza de vida, las desigualdades en mortalidad infantil, o las desigualdades en educación, todas ellas se han reducido dramáticamente en las últimas décadas”.
A mí lo que más me revienta de la situación de los pobres es el tremendo daño que les hacen las ayudas. Oxfam no tirará piedras contra su tejado y nunca reconocerá que gran parte de la pobreza que denuncian aún no se ha resuelto por culpa de los «solidarios profesionales».
Y no entiendo por qué los economistas liberales siempre están a la defensiva en este asunto, cuando hay datos para atacar a los sátrapas bienpensantes.
La única «justicia social» qe vale es la de dejar de machacar a los pobres con regulaciones y tutelajes políticos. Gran culpa de la pobreza en Guinea Ecuatorial la tienen los políticos españoles por sustentar a tiranos. De eso no se habla en ningún sitio, porque también los políticos británicos y franceses tienen mucho que ocultar: Sierra Leona, Gambia, Kenia, Sudáfrica.
Basta ya de infiernos humanitarios.
Ya lo sé, siempre tenemos que recurrir a largas y áridas disertaciones. Así no hay manera. Quizás deberíamos insultar más y mejor.