Pauper Oikos no era un entusiasta del G-20, una pretenciosidad más mediante la cual los políticos pretenden dar la impresión de que hacen cosas provechosas para sus súbditos. Pero la última vez había sido demasiado.
Pauper Oikos no era un entusiasta del G-20, una pretenciosidad más mediante la cual los políticos pretenden dar la impresión de que hacen cosas provechosas para sus súbditos. Pero la última vez había sido demasiado.