He tenido ocasión de leerlo recientemente y lo recomiendo con entusiasmo. Si es usted liberal, obtendrá un copioso arsenal dialéctico para fortalecer sus principios y argumentos; si es usted intervencionista, podrá poner a prueba los suyos contra un adversario de mucho fuste.
El doctor Higgs va directo al grano desde la primera página: su tesis incomodará a los socialistas de todos los partidos, a centrorreformípedos y demás fauna equívoca que alega que el Estado está bien siempre que esté bien gobernado. Higgs, por el contrario, sostiene que la coacción es ella misma el mal, independientemente de la forma en que la padecen los ciudadanos. Como dijo mucho antes Burke a propósito del Gobierno artificial: “The thing itself is the abuse!”.
Uno tras otro van cayendo los mitos del pensamiento único, empezando por el liberalismo estadounidense en un país con un antiguo Estado del Bienestar donde inventaron ya lo de la “dependencia” hace mucho, como también lo del incremento progresista del salario mínimo, que ya en los años treinta estaba dando sus habituales frutos en términos de un abultado paro juvenil. Después vendrían otros dos saltos intervencionistas, el de Johnson, que trata el libro, y el actual de Obama. El gran héroe progresista antes de Obama, Franklin Delano Roosevelt, “no fue inteligente, ni sabio, ni compasivo, ni responsable”.
Higgs demuestra que la intervención estatal es un fraude que nunca logra lo que se propone porque el gasto público ampliado no sólo arrebata a los ciudadanos la libertad y el dinero, sino que daña la convivencia y la moral, y, para colmo, no se destina al cuidado de los más débiles y humildes.
Los políticos no son justos, sostiene el doctor Higgs, y el Estado no es el paradigma de la igualdad, sino de una creciente e injusta intimidación mediante nutridas burocracias sólo eficientes en una labor: “Arrebatar al pueblo miles de millones de dólares en forma de impuestos, tasas, confiscaciones y otras usurpaciones”.
Parece que el libro de Robert Higgs puede ser pronto traducido a nuestra lengua. Será una gran noticia para todos los amigos de la libertad.