Pasa el tiempo, pero no mis manías. Como todos los veranos, aquí van perlas andaluzas cultivadas en el mismo necio intervencionismo que predomina en cualquier otra parte.
Cuando ese intervencionismo de los políticos se vuelve contra ellos, la impresión que da es que el tiempo se detiene: la Junta utiliza el Centro Avanzado de Tecnologías Aeroespaciales para “colocar a cargos orgánicos del PSOE andaluz”, y “la Diputación de Granada contrató entre 72 aspirantes a una edil del PSOE”, según pude leer en ABC de Sevilla.
Pero no es verdad que no cambien las cosas en Andalucía. Las formas cambian. Contó El Mundo Andalucía que Diego Manuel Agüera, alcalde socialista de La Algaba, adjudicó contratos públicos a dedo beneficiando a afiliados del PSOE y familiares, “porque me salió a mí de la polla”. Y el inefable José Manuel Sánchez Gordillo, leí en La Razón Andalucía, llamó al PP “puto partido de perros” y “franquistas hijos de la gran puta”. Más claro, agua.
Hablando de claridad y de Gordillo, se negó a que la finca del Humoso se privatice: “sería robarnos lo nuestro”, declaró, lo que demuestra su claro aprecio por la propiedad, la suya, aunque no la de los trabajadores con cuyos impuestos fue expropiada y regalada a su sindicato. También hubo más claridad sobre su compañero Diego Cañamero, diputado de Podemos, que favoreció a sus parientes, informó ABC de Sevilla, donde Alberto García Reyes aclaró: “Toda la historia jornalera de Cañamero es una farsa porque jamás ha trabajado en el campo”.
El que es amigo de los trabajadores, aunque no de los contribuyentes, debe ser el famoso alcalde gaditano. Leí en La Voz de Cádiz: “Kichi supera el número de asesores en Alcaldía y Prensa que tenía Teófila Martínez”.
Dirá usted: es el típico intervencionismo de la izquierda, siempre enemiga de la libertad. Tengo malas noticias: la derecha es igual. Leí en Europa Sur que Alicia Martínez, diputada del PP Andaluz, se quejó porque “no ha habido política de vivienda autonómica”. Igual de molesta estaba Patricia Navarro, parlamentaria del PP por Málaga, porque la Junta no aumenta el gasto, según informó Málaga Hoy. Y Patricia del Pozo, vicesecretaria de Política Institucional del PP-A, consideró “preocupante” que la Junta no gastara más en “luchar contra la desigualdad”, publicó La Razón Andalucía.
La izquierda acusó al PP en Sevilla de querer privatizar los aparcamientos, y en el grupo popular del Ayuntamiento pusieron el grito en el cielo: “el PP siempre se ha mostrado contrario a la privatización”, declararon. El presidente del PP-A, Juanma Moreno, tronó contra la presidenta Díaz llamándola “Susana Manostijeras”, y pidió más gasto público en sanidad y educación. Eso sí, como aclaró el ABC de Sevilla, al mismo tiempo que exigía más gasto, Moreno reclamó menos impuestos. Entrañable.
Esta bien claro, el autentico «cáncer de España» esta constituido por un «Monstruo de tres patas» a saber: 1) El Pensamiento Único (o sea la socialdemocracia anquilosante) constituyendo un autentico obstáculo permanente para la creación de riqueza, preocupado solo de engordar el Estado, pasando de un Estado del bienestar a un Bienestar del Estado. 2) La inmensa mayoría de los lideres de opinión -prensa-radio-televisión- que con toda la caradura del mundo no están dispuestos a decir la verdad sobre el gasto publico y el despilfarro de las administraciones, no solo no ha habido recortes, sino que hoy hay mas empleados públicos que cuando el PP llego al poder y mas despilfarro. Y 3)carecer de una alternativa de gobierno autenticamente liberal, que proteja la propiedad privada, la libertad de las personas y empresas, baje los impuestos, y se enfrente con realismo y seriedad al populismo del «mas gastos mejor parar el bienestar del Estado». Solo emprendiendo una autentica batalla contra este monstruo prosperara España, todo lo demás es mantener una política económica prociclica y ruinosa, que hará explosión mas pronto que tarde. Luego le echaran la culpa al neo-liberalismo con toda la cara del mundo, cuando el autentico culpable es un Estado Obeso que ya no puede levantarse de la silla y agota al ciudadano trabajador y elimina a la clase media, autentica garantía del estado de Bienestar.