Si usted cree que Ciudadanos es un partido nuevo y que defiende, por ello, sus derechos de usted, prepárese para otra decepción. Es un partido más en la defensa del Estado redistribuidor. Si acaso, una “socialdemocracia ilustrada”, como lo definió Juan Ramón Rallo.
Dirá usted: no puede ser, porque Albert Rivera pidió “acabar con la fiscalidad injusta”. Pues tengo malas noticias, porque también afirmó ser partidario del “liberalismo social”, es decir, el liberalismo enemigo de la libertad, o la cuadratura del círculo. Lo aclaró (es un decir) así: “Nosotros defendemos, como ocurre en otros países de Europa, que la socialdemocracia y el liberalismo pueden ser defendidos sin entrar en contradicciones, sino todo lo contrario, cogiendo lo mejor de cada uno. No podemos regirnos por criterios de hace siglos ni convertirnos en organizaciones sectarias, porque la libertad sin igualdad es insostenible y la igualdad sin libertad es insoportable”. Observe que recortar la libertad alegando que la igualdad lo exige es la base del socialismo. El liberalismo, en cambio, defiende la libertad y la igualdad ante la ley a la vez.
Fue esperable, por tanto, leer en un periódico: “Ciudadanos quiere reformar la Constitución para desarrollar más el derecho a la vivienda y estudia la incorporación del derecho a suministros como la electricidad y el agua”. Y la dación en pago, la jubilación a los 65, rentas complementarias, y ese juguete de ingenieros sociales denominado “contrato único”, como si no pudieran trabajadores y empresarios contratar libremente. Y quieren acabar con el “capitalismo de amiguetes” del Estado manteniendo el tamaño del Estado.
Dirá usted: quieren bajar los impuestos. Perdón, pero no me lo creo. Albert Rivera, como escribió Manuel del Pozo en Expansión, es un político más, y por ello procura decirle a todo el mundo lo que quiere oír.
Luis Garicano aseguró que un tipo marginal del IRPF del 50 % resulta “confiscatorio”. Contenga usted el aplauso, por favor, porque no aplicó la misma consideración a un tipo del 45 %, así que ya sabe usted a qué atenerse: de hecho, han propuesto, temerarios, uno del 43 %, más o menos igual que lo que propone el PP.
Ciudadanos no apoyará más que un recorte pequeño en la progresividad del IRPF. Esa pérdida de recaudación, y alguna otra que puedan plantear en otros gravámenes o cotizaciones sociales, será compensada con subidas que han sido ya sugeridas: Ciudadanos se une a los socialistas al proponer “armonizar” (o sea subir) los Impuestos de Patrimonio y Sucesiones. La clave de esta maniobra es que haya muchos electores que crean que esos impuestos los pagan otros. Es una apuesta arriesgada, sobre todo en un país de propietarios como el nuestro, y con una creciente indignación popular ante los impuestos que el ciudadano es cada vez más consciente que paga él, y no solo el vecino.
Los contribuyentes, en consecuencia, han de esperar poco de Ciudadanos.
(Artículo publicado en La Razón.)
Profesor, debería explicar algo más la frase «como si no pudieran trabajadores y empresarios contratar libremente.». Algún tipo de contrato tendría que haber, ¿o podríamos funcionar con libertad absoluta en la creación de relaciones laborales?
Lo digo porque bastantes economistas creen que el contrato único es la mejor solución para nuestro mercado laboral.
Definitivamente hay mucho iluso entre los ciudadanos de centro derecha que piensa que es «mejor» votar a Ciudadanos. Yo les diría lo del refranero «los experimentos con gaseosa». Usted dejaria en manos de un chico de 36 o 40 años, sin experiencia empresarial ni de Gobierno este Pais? Que lección nos dio el Reino Unido en sus últimas elecciones. Envidia me dan
Muchas gracias, Roberto. Hay, en efecto, muchos economistas que piensan que en vez de que el Estado obligue a que haya muchos contratos, debería obligar sólo a que haya un tipo de contrato laboral. No veo por qué, salvo que interpongamos hipótesis estrictas sobre asimetrías de información que no creo que son realistas. Saludos.
Hola Doctor.
Quiero hacer un breve desarrollo al respecto de este artículo:
Cuando se habla de la reforma constitucional se pone la atención en la reforma del estado: modelo territorial, ley electoral, etc. Mientras que la parte que realmente importa es la de los derechos, derechos que todos los que detestan la presente constitución parecen por extensión también detestar.
Cuando en la reforma de la constitución se habla de los derechos se habla de nuevos derechos. Aunque se ignore que algunos derechos de esta ampliación ya están recogidos en la presente carta como el de la vivienda. Tampoco surge la preocupación por el hecho de que aún no somos capaces de garantizar muchos derechos previos como definir cuándo un impuesto es confiscatorio. Ni resulta molesto la violación en la actualidad de estos futuribles derechos: si queremos garantizar la vivienda porqué los propietarios de vivienda habitual tienen el hándicap de impuestos como el IBI, transmisiones patrimoniales, sucesiones etc; si todo el mundo debe de tener acceso a electricidad, agua y calefacción por qué gravamos estos servicios con enormes impuestos indirectos que a veces suponen el 50% del importe.
Es antiético gravar los derechos para proporcionárselos a otros, porque la intención dar a todo el mundo lo mismo pero se quita a unos y se da a otros, su suma 0 doctor. Solamente los que no pagan estos impuestos a los derechos disfrutarán de estos mismos derechos, y el derecho de unos pocos no es un derecho, es un privilegio, un fuero, un feudo, una patente de corso.
PD: admiro su brevedad en la escritura.
Saludos
Pablo
Muchas gracias por su mensaje, saludos, CRB