José Luis Ruiz Bartolomé evocó en El Mundo que el proyecto de la beca de Iñigo Errejón: “Propuestas para la desmercantilización de la vivienda”. Por su parte, Pablo Iglesias declaró al respecto de la vivienda: “hay intereses sociales por encima de los de los propietarios”, y también que “acabar con los desahucios hipotecarios es sencillísimo, se hace una ley y se acaba”. Como estas personas pueden condicionar el Gobierno de nuestro país, conviene tomarlas en serio.
Desmercantilizar la vivienda significa quitarla del mercado, quebrantar la propiedad y los contratos de los ciudadanos, y recortar severamente sus derechos y libertades. No es, desde luego, el partido Podemos el único que recela de la propiedad privada por motivos “sociales”: dicho recelo está en nuestra Constitución. Lo que sí cabe subrayar es que Podemos, aquí también, integra “la casta”, con tanto peligro como el resto, o más.
Acabar con los desahucios por ley es una medida populista y dañina. Dirán los de Podemos: ¡sólo para los banqueros! Pues no. La prohibición de los desahucios por ley perjudica en primer lugar a los millones que se endeudan para comprar su vivienda, porque la medida necesariamente encarecería las hipotecas. En segundo lugar, ese descaro que vulnera derechos a golpe de ley socava la seguridad jurídica, reduce las inversiones y recorta el valor de los activos. Recuerda Ruiz Bartolomé que los españoles destinan el 90% de su ahorro a la inversión inmobiliaria.
(Artículo publicado en La Razón.)
Estos populistas, parecen idiotas, pero es obvio que no lo son, saben bien que engañando a los votantes pueden obtener un gran respaldo social, pero la respuesta a sus políticas ya las tenemos muy probadas, a saber: Rusia Soviética, Corea del Norte, Cuba, El Nazismo, El Fascismo italiano, etc. etc. Nada nuevo sobre la faz de la tierra.