Aunque con las nuevas cuentas todas las regiones aumentan su PIB a precios corrientes con relación a las cuentas anteriores, la calificación ordinal es la misma, y Madrid y Cataluña siguen siendo las que más pesan en el PIB español, lo que no puede deberse a que sus ciudadanos se empeñen en acometer las actividades delictivas cuyos flujos han sido incorporados en la contabilidad, como el contrabando de tabaco, el juego ilegal, las drogas y la prostitución. En fin.
Estos bailes regionales son en principio inocuos e incluso inanes, pero, uno nunca sabe, igual pueden resultar finalmente menos amables que los clásicos. Esta conjetura se basa en la eventual vinculación entre el PIB de las autonomías y el principal problema que la deficiente gestión de nuestras autoridades, en particular, su renuencia a reducir el gasto público, nos dejará como herencia, con disculpas por esta gruesa metáfora, porque se supone que la herencia es algo que uno cobra, no una deuda adicional que debemos pagar.
Ayer hemos visto cómo las Comunidades Autónomas no rescatadas, singularmente la de Madrid, pero también otras del grupo de las “cumplidoras”, como Galicia o Castilla y León, amenazaron con sacar los cuchillos en la próxima reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera contra la idea del perdón de los intereses a las regiones rescatadas, lo que beneficiaría en especial a Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía (que por ello no dicen ni pío).
La deuda pública es habitualmente ponderada por el PIB, con lo que unas cifras mayores de éste reducen la ratio, sin que el endeudamiento haya variado. A esto se refiere el Gobierno central cuando destaca que lo importante es la mejoría económica y la consiguiente consolidación presupuestaria.
Veremos qué relación finalmente se establece entre los datos y las reivindicaciones y tiras y aflojas regionales, pero una paradoja sobresale con claridad: si el Gobierno plantea la mutualización de la deuda española en España, reclamando a las autonomías “cumplidoras” visión de conjunto, y éstas protestan aduciendo que dicha mutualización comporta incentivos perversos al premiar la indisciplina ¿cómo justificar los improperios lanzados contra Alemania cuando protesta por las mismas razones?