El destacado historiador económico Leandro Prados de la Escosura aborda el concepto de desarrollo humano en dos trabajos recientes (http://goo.gl/TPsdeV y http://goo.gl/2pU1Pj). La idea es mejorar el Índice de la ONU con un índice histórico alternativo que incorpora otras variables, en especial la salud y la educación, que amplían la capacidad de elección de las personas. Esto está asociado con la “libertad positiva”, un lío conceptual que se remonta a Isaiah Berlin, y aún antes a J.S.Mill, y que ha servido para apuntalar el intervencionismo moderno. Sin embargo, los datos se oponen a los habitualmente lúgubres de la ONU.
Según el nuevo índice, en efecto, el desarrollo humano mejora sin cesar desde 1870. Entre ese año y 2007 creció a una tasa del 1,3 % anual, multiplicándose por seis. Hay una primera fase moderada hasta 1913, luego una acelerada entre 1913 y 1970, luego una cierta desaceleración, y finalmente una expansión a partir de 1990 hasta la crisis de 2007. Esto se parece poco a lo que nos cuentan. Para mayor incorrección política, la desigualdad en el desarrollo humano cae desde hace un siglo.
No incurre el doctor Prados de la Escosura en la demagogia de relacionar automáticamente el mayor gasto público con el desarrollo humano, e incluso sugiere una relación inversa cuando el gasto social supera el 30 % del PIB. En cuanto al malvado capitalismo, los datos sobre el desarrollo humano en el comunismo son los que cabría esperar: mucho peores.
(Artículo publicado en La Razón.)