Mario Draghi volvió el jueves a hablar sin hacer, y las bolsas se animaron con sus palabras, y con el acuerdo unánime en el BCE para adoptar, si fuera menester, las políticas monetarias no convencionales o de flexibilización cuantitativa con las que su colega Ben Bernanke se pasó años engordando el balance de la Reserva Federal.
La opinión pública y publicada secundó la unanimidad elogiosa que suscita “super Mario”. Este es el pensamiento único: hay que hacer lo posible para conjurar el fantasma de la deflación y, después de todo, el objetivo del BCE es el 2 % de inflación, y no debe pasarse por arriba pero tampoco por abajo. Vamos, que un poquito de inflación es lo que todos estamos necesitando.
Tres deficiencias
En esta generalizada, cálida y algodonosa manera de pensar faltan, sin embargo, al menos tres piezas. La primera es que no hay ningún motivo para concluir que un poquito de inflación es bueno, y en cambio otro poquito de deflación es malo. Se trata de la típica ficción que extienden los que mandan sobre el dinero y los que emiten deuda que pueden obligar a los ciudadanos a financiar, pero que ellos pueden devolver en una moneda devaluada.
La segunda pieza es que las virtudes mágicas de las expansiones monetarias están lejos de ser evidentes. Y la tercera es que la deflación es, efectivamente, un fantasma, porque ni está ni se la espera: desde que los gobiernos pusieron sus manos sobre la moneda, la norma es que la hayan ido depreciando, todos los gobiernos, no sólo los monetariamente más irresponsables.
Por lo que respecta a la situación en España, el número de abril del Boletín de Inflación y Análisis Macroeconómico del Instituto Flores de Lemus de la Universidad Carlos III de Madrid, que acaba de aparecer, dice lo siguiente: “No estamos previendo una espiral deflacionista, ni tampoco un periodo de deflación de una duración más allá de muy pocos meses. No obstante, sí que estamos prediciendo un período de desinflación que se prolongaría al menos a lo largo de 2014 y 2015, con una expectativa de inflación de 1% (+/- 1,7) en diciembre de 2015”.
(Artículo publicado en La Razón.)