De más de 600 puntos básicos a menos de 200. Esta es la historia de nuestra prima de riesgo en los últimos dos años. No pocos piensan que su recorrido bajista no ha terminado y que la veremos pronto en torno a los 150 o quizá menos. Después de todo, hubo un tiempo en el que estuvimos a la par que Alemania.
¿Es esto motivo de alegría? ¿Se puede consolidar la reducción? Las respuestas a las dos preguntas están relacionadas. En la medida en que el Tesoro se está financiando a tipos de interés más bajos (en el caso de los bonos a cinco años a un nivel mínimo histórico), y como las cuentas del Tesoro las pagamos los contribuyentes, es sin duda una excelente noticia.
Otros finales felices
Es verdad que el nuestro no es el único final feliz, y varios otros países europeos también pueden presumir de tener prima inter pares, en el sentido de estar sustancialmente más cómodos hoy que hace un año o un año y medio: Irlanda y Portugal, sin ir más lejos. Pero la comodidad es indudable, y se traslada también a la financiación de las empresas privadas, cuyas emisiones se están multiplicando en los últimos tiempos.
La parte negativa tiene que ver con las otras caras de la deuda. En efecto, si es bueno financiarse a un coste menor, también hay que pagar esos tipos de interés, y dicho capítulo ha crecido espectacularmente desde el inicio de la crisis, tanto con un inquilino en la Moncloa como con el siguiente. Si esto fue así, y estamos rozando ahora una cifra de deuda pública sobre el PIB del 100 %, ello se debió a que el Estado gastó mucho más de lo que ingresó. Los voluminosos déficits consiguientes pasaron a engrosar una deuda creciente que absorbe cada vez más recursos y que, cuando padece sospechas de insostenibilidad, dispara sus primas.
Para alejar esas sospechas es imprescindible reducir realmente el gasto público, no aprovechar la bajada de la prima para gastar y endeudarse más, y dejar de subir los impuestos, de modo que el débil crecimiento actual no vuelva a abortar, como sucedió en 2011 y 2012. Si las autoridades lo hacen no estaremos en una situación fácil pero sí en una menos difícil. Que no es poco.
(Artículo publicado en La Razón.)