Tras la cumbre iberoamericana, conviene recordar que los políticos presumen de “luchar contra la pobreza”, e Iberoamérica no es una excepción. Asimismo, es habitual que las autoridades no reconozcan las consecuencias nocivas de su propia intervención en los llamados planes sociales. De ahí el interés de los estudios incluidos en el volumen Desarrollo económico y pobreza en América Latina. El rol de los Planes Sociales (Fundación Atlas).
Problemas públicos, soluciones privadas
A. Chafuén invita a los recelosos del intervencionismo a abordar el problema de la desigualdad, reconociendo que “la desigual distribución de la libertad económica empeora las desigualdades naturales”. En América Latina la desigualdad no es fruto tanto de las diferencias de riqueza como de las de ingresos, que dependen de la productividad, lo que enlaza con la educación y el capital. Hay muchas personas en Iberoamérica que no tienen acceso a la seguridad jurídica; lograrla sería mucho más “solidario” que expandir aún más el poder de políticos, burócratas y sindicalistas con las excusas habituales, como la de “defender lo público”, como si lo privado no pudiera ser público de modo más justo, eficiente, atento y barato. La política ha avanzado también en Iberoamérica: mientras se agita el fantasma del neoliberalismo, se extiende el neosocialismo, y de ahí la sistemática desconfianza en las soluciones a la pobreza y la desigualdad que pasen por la libertad: “Los burócratas latinoamericanos han cerrado la puerta a muchas soluciones privadas para los problemas públicos”.