El mercado no «dicta» nada, porque no puede imponer nada: si un empresario fuerza a los clientes a comprar, va preso. Donde hay fuerza es precisamente donde no hay mercado.
El mercado no «dicta» nada, porque no puede imponer nada: si un empresario fuerza a los clientes a comprar, va preso. Donde hay fuerza es precisamente donde no hay mercado.