Cada vez que el poder ve amenazada su legitimidad pone en marcha la centrifugadora y traslada la responsabilidad a la sociedad. Por ejemplo, cuando se dispara la inflación, y se clama por un pacto de rentas, que es una excusa: si no hay pacto, si no dura lo suficiente, si no es benévolo y redistribuidor, si no castiga a las eléctricas (pintadas como causantes de la inflación, en vez de los bancos centrales), entonces igual tenemos una recesión, pero nunca será culpa de los políticos que orquestaron la expansión monetaria y fiscal, sino de la sociedad que no ha colaborado.