Ante la propuesta del PP de bajar los impuestos, El País se opuso: “choca con las necesidades de una economía de guerra, cuando más necesario es disponer de recursos públicos. Con una presión fiscal por debajo de la media de la UE y en una situación de deuda y déficit preocupantes, España no tiene margen para bajar impuestos”. Como si los ciudadanos no tuvieran necesidad de disponer de sus recursos privados, o como si la mayor fiscalidad europea –bastante dudosa, por cierto– fuera argumento suficiente para crujir aún más a la gente, y como si el único margen que aquí contara fuera el de los gobernantes, no el de sus súbditos.