La revista británica “The Economist” es considerada y se considera a sí misma una publicación liberal. Y lo es sin duda, en el plano del intervencionismo microeconómico, porque lo condena y apoya abiertamente los mercados abiertos. Sin embargo, en un punto fundamental del liberalismo su posición es contradictoria: la limitación del poder político. Parece abogar por un Estado eficiente más que por un Estado pequeño.