Quizá sea el hombre el único animal que tropieza dos veces con la misma guerra, pero en todo caso cabe aliviar la angustia de esta nueva y real guerra europea reflexionando sobre una guerra ficticia, la de Dune, imaginada por Frank Hebert en su novela de 1965, y dos veces filmada: primero por David Lynch en 1984 y luego por Denis Villeneuve en 2021. La obra de Hebert es la novela de ciencia ficción más vendida de todos los tiempos, precursora de La guerra de las galaxias; su primera adaptación cinematográfica fue un fracaso, y la segunda tuvo buenos resultados, tanto que parece que habrá una nueva entrega.
Sospecho que el fiasco de la excelente versión de Lynch obedeció a un cierto rechazo del público a un mensaje nítido: el valor de la moral y la religión. Se habla bastante de Dios, un Dios identificado con la paz, la justicia y la libertad. La imagen del desierto tiene obvios ecos bíblicos, tanto como el personaje de Paul Atreides, una especie de mesías que libera a su pueblo y lo conduce a un feliz escenario diametralmente opuesto al desierto, donde la lluvia feraz y generosa augura la nueva vida de los seres humanos y también la vida eterna.
A esta visión, en la que el héroe religioso se identifica con unos nobles guerreros que llevan el poco disimulado nombre de Fremen, se le opone la nueva de Villeneuve, que, como escribió Titus Techera en Law & Liberty, es “una historia atea y materialista sobre la corrupción y la candidez en la política –no demasiado diferente a Juego de tronos, donde la minoría superior controla cínicamente a las masas ignorantes” (https://bit.ly/3KbGw69).
Sospecho que por esa razón la nueva versión de Dune me resultó relativamente poco satisfactoria. No llegaría al extremo de considerarla una sucesión de buenos anuncios publicitarios, como le reprocha Techera, pero sin duda resulta chocante que haya solo un personaje que realmente impresiona por su aplomo, seguridad y presencia de ánimo: Stilgar, encarnado por un excelente Javier Bardem. Por cierto, Brian Herbert, hijo y biógrafo de Frank, comentó que en una oportunidad le preguntó a su padre con cuál de los personajes de Dune se identificaba, y él le respondió que con Stilgar, el duro líder de los Fremen.
Habrá que esperar, entonces, a la segunda parte, que se anuncia para el año próximo, para apreciar cabalmente el desenlace de este nuevo intento de Denis Villeneuve de retratar la historia de los Atreides, los Harkonnen y los Fremen, las metamorfosis que puede experimentar el joven Paul, y si el Dios tan presente en la obra de David Lynch se mantiene, como hasta ahora, al margen.